miércoles, 12 de octubre de 2011

acerca del dichoso escudo antimisiles

En cuanto se supo la noticia, comenzó en nuestro pueblo un hervidero de comentarios que sigue en auge en estos días. Todos participan y, en general, todos aplauden la decisión de Zapatero y se frotan las manos echando cuentas de lo mucho que la llegada de la dotación y el acompañamiento de los 4 destructores va a beneficiar la precaria economía de la gente de Rota. Como mucho, el argumentario general asume que, puesto que la Base está ahí y nadie la va a quitar, que al menos su crecimiento deje en Rota más dinero y puestos de trabajo. Ahí coinciden, puestos a coincidir, la alcaldesa y su PP, el PSOE de Zapatero, los RRUU y hasta IU con la mano derecha (con la izquierda afirman que están en contra), los de AECIRO y el portero de mi casa.

Lamento disentir con este general criterio y sentirme en la obligación de argumentar contra esta decisión ilegítima, traicionera, antipopular, reaccionaria y, sobre todo, enormemente peligrosa. Lo hago a título personal, amparándome en aquella cita de Marco Tulio Cicerón, que es la que me impulsa a menudo a nadar contracorriente:"Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo." Acaso por eso me pasa lo que me pasa. Explicaré mi abundante adjetivación del comienzo de este párrafo. Ilegítima, porque en ningún caso estaba contenida esta decisión en la oferta electoral de la que surgió su candidatura a la Presidencia del Gobierno; traicionera porque ha sido negociada y anunciada a espaldas del pueblo y con el Parlamento disuelto; antipopular porque se pasa por el forro al 59% de la población española que acudió a las urnas en el referéndum del 86, tanto a los que votaron a favor (recordar que en la redacción atrabiliaria de la consulta se condicionaba el sí a la progresiva disminución de la presencia militar norteamericana en España) como a los que votaron en contra; reaccionaria por sí misma, sin entrar en más explicaciones, y enormemente peligrosa porque situa a España en general y a Rota en particular en el objetivo preferente de cualquier ataque, incluso "preventivo", de los enemigos actuales y/o futuros de la OTAN o del imperialismo yanqui, aparte de por multiplicar en nuestro suelo el almacenamiento de misiles SM-2 y SM-3 junto a sus correspondientes cabezas de todo género, quién sabe si también nucleares.

Lamento no coincidir tampoco en los argumentos de que van a traer trabajo y dinero a la Bahía. Las cosas ya no son como antes, los americanos ya no atan los perros con longanizas, hay centenares de casa unifamiliares vacías en la Base, el súper de allí es mucho más barato que los de Rota, el dolar menos fuerte que el euro al cambio y la experiencia demuestra que los cambios que se han estado realizando en el puerto, construcción del muelle 4 para ser exactos, no han generado puestos de trabajo entre los roteños. Así que no aprecio, para nada, que un nuevo mister Marshall vaya a llamar a nuestras puertas. ¿Merece la pena no dedicar siquiera unos minutos a valorar en la que nos ha metido Zapatero? A quienes estéis interesados, os aconsejo la lectura reposada de este texto http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4487 que arroja bastante luz sobre el tema. 

Desde luego que esto no quita para que las autoridades municipales, en beneficio del pueblo, aprovechen para exigir el estricto cumplimiento de los acuerdos de compensación económica firmados con el Ministerio de Defensa (cosa que deberían haber hecho siempre), aunque a mi entender la posición más justa sería la de plantear un rechazo frontal a la permanencia de la Base en nuestro término municipal y la entrega (devolución) de todos los elementos construidos no estrictamente militares a la sociedad civil. A ver quién es el guapo que me asegura que un macro aeropuerto internacional del sudoeste y unas instalaciones portuarias de primera magnitud no iban a crear puestos de trabajo permanentes y suficientes para recolocar a los 3.552 parados de nuestra ciudad y dinamizar la economía de toda la región, empobrecida actualmente por la presencia de esta misma Base que tantos aplauden.

Y eso sin contar con los riesgos que para la salud de nuestros hijos representa la acumulación de armamento de naturaleza desconocida, los vertidos al mar del mantenimiento de la flota, la secreta destrucción de munición (plomo) y armamento obsoleto o la inexistencia de depuradora alguna de fecales y pluviales en la Base, por no mencionar el siempre presente fantasma de algún accidente nuclear o táctico sin que nuestra ciudad disponga de ningún plan de evacuación o de emergencias. O encontrarle alguna explicación diferente a que los gaditanos fumamos mucho a las preocupantes cifras de incremento del cáncer entre la población de la Bahía, superiores hasta casi doblar el índice habitual de incidencia de esta enfermedad en el resto de España.

No. No estoy en absoluto de acuerdo con la nueva cesión de la Base de Rota al sistema antimisiles, ni con el consecuente incremento de la presencia bélica de los USA a las puertas de mi casa, ni con el progresivo deterioro del turismo que esto ha de conllevar, ni con la cada vez mayor dependencia de nuestro suelo de los planes armamentísticos de la OTAN. Que se vayan. Que nos dejen en paz. 

En mi propio nombre: Antonio Piera

1 comentario:

Anónimo dijo...

La situación a la que nos lleva la instalación del Escudo Antimisiles es, sin ningún género de dudas, un callejón sin salida. La decisión publicada hace unos días, aparte de saltarse todas las barreras legales y todas las voluntades de los españoles, es una utilización interesada de un dato que muchos ya conocían. No nos cabe ninguna duda, como ya nos dijo el ínclito Lorenzo en el último Pleno, que la decisión está tomada hace tiempo, de ahí el muelle nuevo, la pista de nosecuantos Km, de las mejores de España, lógicamente para eso. Lo que se ha hecho ahora ha sido la escenificación cuando al Sr Zapatero le venía bien para demostrar su capacidad de arrastrarse a lo que le mandan, bien sean los americanos, la iglesia, los mercados, no pare usted de contar...
Aunque, para nuestro Movimiento, el mayor daño lo ha recibido en plena línea de flotación: el falso dilema de trabajo a cambio de riesgo, ha supuesto que aparezca también entre nosotros la división. No parece que vivamos buenos momentos por culpa de una decisión que debería haber sido el acicate para unir fuerzas, pero Rota es como es y en esas nos hallamos.
Creo que es un momento en que ante las dudas, la seguridad en que lo que hacemos es lo que se debe hacer ha de estar por encima de todo, que como dice mi eslogan favorito:
De norte a Sur,
de Este a Oeste,
la lucha sigue,
cueste lo que cueste.
Manuel García Mata (Manolo A)