Eso, la espalda. |
Lamento que la primera entrada que inaugura este blog no vaya a resultar demasiado reconfortante para algunos, pero es lo que hay y así hay que decirlo: pese a la potencia de la irrupción del 15M en la política española, pese a nuestras sucesivas manifestaciones de capacidad de movilización, civismo y respeto, pese al profundo y positivo trabajo de las comisiones y grupos específicos, pese a la fuerza -en conjunto- de nuestro movimiento, a su reflejo en los medios..., hay que reconocer que el poder nos está dando la espalda. Parece lógico, puesto que sabemos y proclamamos que ¡no nos representan!, pero no es menos cierto que hubiera cabido esperar una mayor permeabilidad de sus anquilosadas estructuras a la joven y fecunda voz de la calle de la que nos hacemos eco y a la que amplificamos en lo posible. Es justo reconocer, sin embargo, que no está siendo así.
¿Algunos ejemplos? Mencionaré primero el más reciente. Cuando en las calles y plazas estamos exigiendo que se potencie la participación de la ciudadanía en los asuntos importantes, ellos anuncian, con el apoyo de la oposición, una reforma de la Constitución sin referéndum para limitar por ley el déficit público. Nos dan la espalda, con todo el morro.
¿Otro? Cuando se les reclama también una mejora de la ley electoral para que esta sea verdaderamente representativa, proporcional y no perjudique a ningún partido político. ¿Qué hacen? Reformar la legislación para introducir -sin predicarlo mucho y con la letra pequeña- la obligatoriedad de que todos los partidos sin representación parlamentaria recojan ante notario las firmas del 0,1% de los electores inscritos en el censo de cada circunscripción por la que quieran presentarse. Ponen, en resumen, más trabas aún, más obstáculos. Nuevamente se ríen en nuestra cara.
¿Más? Se les demanda una mayor seguridad en el empleo y garantía de los derechos laborales. ¿Qué harán? Suspender, según el borrador de real decreto de medidas laborales que el Gobierno aprobará el viernes, la vieja prohibición de que se puedan acumular los contratos temporales durante dos años. Se acabó la obligación de hacerle fijo. Taza y media si pedías una taza.
Está claro que, en lo fundamental, la clase política en su conjunto y el partido en el poder en particular no están haciendo otra cosa que ignorar la voz de la calle que se ha movilizado contra su política y su modo de hacerla a espaldas del pueblo. ¿Esperábamos otra cosa? Al final, Zapatero pasará a la Historia como el político que lideró la entrega de toda una nación al yugo del neoliberalismo, el que puso a España a los pies de los mercados, el que esquilmó los derechos que había conquistado su pueblo y el que propició la muerte del Estado del Bienestar.
Nosotros seguiremos luchando por nuestros objetivos. Con su pan se lo coma.
Antonio Piera